Desde hace un tiempo vengo observando muy de cerca un curioso fenómeno del cual ya tenia constancia. No es que fuera algo ajeno a mí , pero precisamente cuando más atada a la realidad debe permanecer una persona, más tiende su cerebro a la introversión y la fantasía, y su concentración hace mutis por el foro.
Lo imposible
Quizá es ese pequeño romántico decimonónico que tenemos en nuestro interior el que nos empuja irremediablemente a querer conseguir lo que no podemos (o no debemos) alcanzar.
Un geniecillo aventurero y bastante tocapelotas que levanta el inconformismo de nuestro espíritu y nos hace anhelar aquello que en circunstancias lógicas rechazaríamos por comportarnos de manera racional y por puro instinto de supervivencia.
Rechazamos lo que nos lleva a desengaños y desilusiones, lo que está condenado al fracaso desde el comienzo.
Pero este fenómeno del culto a lo imposible hace que como rebelión a la racionalidad (consciente o inconsciente) renunciemos a nuestra propia salud para completar nuestro espíritu aventurero. Y es precisamente este inconformismo la sal de la vida, lo que nos hace soñar sin pensar en el batacazo final.
Saludos desde el Infierno (el Olimpo queda hoy muy lejos)
> imagen del genial Bansky, "There is always hope"
Si el hombre no hubiera soñado con algo tan inalcanzable como la libertad o el derecho a voto, jamás lo habría conseguido.
ResponderEliminarEl romanticismo... Atenea, me has dado en el talón de Aquiles (tú apoyabas a Héctor, a que sí??)
Que va, por favor, Aquiles forever.
ResponderEliminarEsos troyanos no merecían ni la vida, y menos conese principito yogurín al que llamaban Paris, tan tacaño que le pedí una manzana y no me la dio. Fíjate.
Me alegro de que te haya gustado, gracias por tu aportación :)