Zepelín de Alumnas Socialmente Cabreadas y Asqueadas



viernes, 7 de septiembre de 2012

Mujer: voz y voto

Ya hacía tiempo que quería escribir una serie de artículos sobre la mujer y toda la represión ejercida por la sociedad hacia su persona a través del control de su cuerpo, del lenguaje, de la publicidad, de su sexualidad, de su libertad de elección, de la legislación vigente, de la mentalidad social de la España de los aquelarres como el que acaban de protagonizar contra la ya famosa concejala manchega...hecho que me ha animado a empezar a escribir definitivamente sobre el tema y no dejarlo más en el tintero.

Yo no me considero parte de aquellas mujeres que se dicen ser abanderadas del feminismo. Me desmarco totalmente de sus posiciones y no considero que me representen en prácticamente nada. El sufijo "-ismo" sólo me recuerda a la denominación de enfermedades, como por ejemplo "raquitismo". O como "machismo". Utilizar "feminismo" me parece usar una denominación que pone a las mujeres que lo usan al mismo nivel que el de la discriminación machista, y en algunos casos de feministas extremas trasnochadas, verdaderamente merece estar precisamente a ese nivel.

Aclarada mi absoluta desconfianza ante cualquier extremo y mi  rechazo hacia el considerar a cualquiera de los dos sexos como responsable único y absoluto de los problemas que azotan al otro (aquí no hay víctima y verdugo), animo a quien comparta mis posiciones a continuar leyendo, y a quien no las comparta le advierto de que puede leer con total libertad, pero que podría llegar a hervirle la sangre.


Mujer y lenguaje

El primer escollo que encuentro al trato igualitario entre ambos sexos es la discriminación lingüística.
Y no, no me refiero en absoluto al masculino plural genérico y tampoco a las típicas dudas de género como "la juez" o "la jueza". De hecho, estoy firme y decididamente en contra del uso desdoblado de singulares y plurales masculino y femenino cuando un orador se dirige a una colectividad constituida por oyentes de ambos sexos y de la "x" o la "@" en sustitución del monema identificativo del género ("a" u "o") de las palabras. Estas medidas de atentado desmedido contra la lengua castellana y su evolución natural resultan ser, además de ortográficamente y fonéticamente incorrectas (las últimas citadas), por un lado, repetitivas y contrarias al principio de economía del lenguaje, y por otro lado, hacen hincapié precisamente en la segregación sexual. A mi juicio no forman parte de un reconocimiento a la presencia de la colectividad femenina en el escenario social sino que realzan el sentimiento de dos colectividades opuestas, contrapuestas, que son incapaces de integrarse en un espacio común de convivencia social y, por tanto, necesitan ser reconocidas como independientes y ser diferenciadas en todo momento, siendo la lengua la más fácil víctima de esta intromisión. Este pretendido igualitarismo es, precisamente, el creador de un fuerte y nuevo mecanismo de segregación que profundiza en los elementos de distinción de los sexos en vez de en sus aspectos comunes, que son los que verdaderamente nos hacen avanzar hacia la igualdad.

A la discriminación lingüística a la que me refiero es aquélla en la que palabras como "perra", "zorra", "guarra", "llorar como una nena", "verdulera", "ligera de cascos", "chica de vida alegre", "el oficio más antiguo del mundo" e infinidad de expresiones referidas a una consideración de la mujer como un ser débil y promiscuo. No vamos a poder modificar el significado de estas palabras, y aunque pudiéramos reescribir los diccionarios, la lengua viva los mantendría en vigor. Por tanto, si se quiere conseguir cambiar esto, debemos intervenir activamente en nuestra propia forma de hablar y conseguir que estas expresiones vayan cayendo en desuso y su significado primitivo caiga en el olvido. Y no hablo en este caso sólo de mujeres; hablo también de "subnormales", "anormales", del "maricón el último", del "mariposón", del "retrasado" y de muchos más que sufren el mismo desprecio lingüístico. Me mantengo a favor tanto de la economía del lenguaje como de la exigencia de la precisión de los términos, pero considero que no hace mal poner en boga los sinónimos no despectivos que designen a estas personas, porque entonces serán reconocidos dentro de la sociedad como parte integrante de la misma sin derecho a ser maltratada por ningún tipo de motivo. Ojo, hablo de sinónimos y no de eufemismos, que no cuelan y son muy difíciles de ser aceptados en el lenguaje diario, pues llamar a las cosas con respeto por su propio nombre no debe conllevar un enmascaramiento de la situación real.

Y por último, pido también respeto para las creencias religiosas. Al igual que me parece denigrante llamar "maricón" a un homosexual, encuentro al mismo nivel a una persona que "se caga en Dios". Hay personas creyentes en este mundo que muestran un comportamiento más respetuoso y socialmente comprometido que aquél que ha blasfemado.


Mujer y publicidad

Estás fea, gorda, tienes arrugas, tienes la regla, tienes niños, tienes un baño que limpiar y mil lavadoras que hacer, suelos que fregar, vitaminas y aspirinas que ingerir, una mayonesa ligera en calorías que comprar, una dieta de adelgazamiento que seguir, trabajo que terminar, ropa nueva que comprar, tacones altos que ponerte, dentífrico blanqueante que usar, maquillaje extra-fuerte que echarte para disimular tu edad o igual los puñetazos de tu desgraciado marido, juguetes que comprar a los niños y Barbies de raza aria (sé que hay de color, pero siguen siendo minoría) que comprar a tus hijas para que sigan ese modelo obsoleto de mujer perfecta y dedicada a su familia. Que queden desde niñas bien educadas para el futuro, para que sigan repitiendo los errores milenarios del sexo femenino.

No creo que hayamos avanzado demasiado. Da vergüenza ajena ver todo esto. Por cierto, que en la tele hay bien pocas mujeres que lleven el pelo corto. ¿Por qué será?


Mujer, legislación y sexualidad

El aquelarre a la concejala del PSOE manchega ha despertado mi solidaridad. Mujeres, tenéis que empezar a gritar fuerte "yo me masturbo porque quiero y porque me gusta". Y a daros cuenta de que vuestro cuerpo es sólo vuestro, y no pertenece a nadie más. Y que, por tanto, se lo puedes entregar a quien tú quieras, como quieras y cuando quieras, y que nadie puede arrebatarte tu derecho a usar medios de protección de embarazo y ETS.

Vivan las mujeres solteras, las casadas, las madres casadas o solteras, las lesbianas, las chicas, las niñas, las adultas, las señoras mayores. Y vivan las trabajadoras del sexo que hacen lo que quieren porque quieren.

La prostitución a mí, personalmente, me crea un fortísimo conflicto ético. Mi pensamiento es incierto acerca de ella, pero puedo avanzar algunas líneas de mi discusión interna, para plantearlas al lector:

Estoy radicalmente en contra de la prostitución en la calle. Solo crea precariedad de condiciones, ilegalidad, descontrol, situaciones antihigiénicas y potencialmente peligrosas (agresiones, etc) tanto para la trabajadora como para el consumidor y para vecinos o transeúntes. Y provoca sobre todo extorsión, proliferación de mafias y de trabajo esclavo.

Pero por otra parte, la legislación española sigue teniendo a la prostitución en una situación "a-legal". No ilegal. Simplemente no reglada. Si no es legal pero tampoco ilegal, resulta dificilísimo manejarla. Y en este contexto, todo entra en el mismo saco, y no debería ser así.

Propongo una legalidad estrictamente reglada para acabar con la mafia ilegal y poder atacarla frontalmente. Reglar la prostitución permitiendo la creación de establecimientos bien habilitados, separados entre sí a determinada distancia mínima (evitando la aparición de barrios-prostíbulos) con medidas de seguridad propias y derechos de admisión, donde legalmente por obligación haya a disposición de clientela y trabajadoras métodos anticonceptivos de barrera, donde las trabajadoras tengan un horario laboral (acabando con los hoteles-prostíbulos de una vez por todas) y haciendo un registro legal de trabajadoras que las reconozcan dentro de la legalidad como autónomas (eliminando la mafia de las madam) con derecho a formar asociaciones de trabajadoras que puedan reglar precios mínimos y cotizadoras de la Seguridad Social, garantizándoles además asistencia gratuita y constante a pruebas de ETS y de embarazo, como a toda la sociedad.

Y también garantizarles el derecho al aborto sin tener que dar explicaciones, como toda mujer debería tener, pues la mujer ha de tener la posibilidad de decidir cuándo está suficientemente preparada como para traer un hijo al mundo sin temer que padezca extremo sufrimiento o que muera de hambre en sus manos por no tener recursos para poder atenderlo. La legalidad debe garantizar a la mujer el acceder al aborto sin explicaciones, sin trabas y debe garantizar la atención legal y médica en altos estándares de calidad que corten de raíz todo intento de clínica ilegal, que sólo pone en riesgo la vida de la mujer y la criminaliza.

Y la mujer debe dejar de tener derechos excesivos sobre reparto de bienes en el divorcio. No olvidemos a los hombres. Hay de todo en el mundo, también mujeres muy malas, mujeres machistas y mujeres que pegan a sus maridos. Y la violencia en casa la sufren también los niños. Y tanto hombres maltatados como niños son, a mi juicio, los dos colectivos que continúan más en la sombra en cuanto a violencia doméstica. Puede que sean muchos menos que las mujeres, pero también existen, y debemos romper el viejo rol del hombre en la sociedad para que pueda admitir que sí, que también es vulnerable, y que también debe pedir ayuda cuando es maltratado. A mi juicio, deben equipararse un poco más las sanciones por violencia doméstica (porque es doméstica, ejercida en casa, y afecta como tal a todos los miembros de la casa, y me muestro contraria a la denominación "violencia de género". ¿Qué género? La violencia puede darse también en una pareja homosexual) y desestimar el sexo de la persona agresora. Y en el divorcio, reparto de bienes al estricto 50%, o bien devolución de bienes a manos del que fuera propietario antes del matrimonio.

viernes, 31 de agosto de 2012

A mi amor

Querido compañero,

nunca pensé que mi vida pudiera tener un sentido tan profundo hasta que te conocí. Y el amor que te profeso crece cada día y se afirma a cada momento. Y sobre todo, cuando te miro a los ojos, soy capaz de pensar que tu mano seguirá estrechando la mía cuando ya, vieja y arrugada, la Muerte se me lleve. Y yo siento que haría lo mismo contigo.

Amor de mi alma, ahora entiendo que la expresión "abandonar todo por alguien" tiene mucho, mucho sentido, aunque hasta ahora la tildara de exagerada.

Espero haber encontrado al amor de mi vida. Dios dirá. De momento, le echo de menos.

lunes, 6 de agosto de 2012

20 minutos

Los 20 minutos en los que con más seriedad me he replanteado toda mi vida han sido aquéllos que han transcurrido mientras se analizaba mi muestra de sangre. En la prueba rápida del VIH.

Cuando pensamos en esta enfermedad, nos asustamos, pero la creemos lejos, que nunca nos llegará. Que es cosa de ambientes marginales, de prostitución, de jeringuillas y drogas, de subdesarrollo, de tercer mundo, de prohibición del preservativo por los ultrarreligiosos, de homosexualidad...de todo menos de lo que nos concierne a nosotros, entendiendo por "nosotros" la clase media-acomodada que la crisis está haciendo desaparecer.

Ingenuos todos. Las enfermedades no avisan, no esperan y son las más democráticas de todas, porque ellas, al igual que la muerte, no hacen distinción. Son monstruos que arrasan todo y que matan silenciosamente. Pueden pasar desapercibidas durante años y de repente brotar y arruinarte la vida. Y la de los que te quieren. Yo quise saber si es que portaba ese veneno en mi cuerpo, y me hice la prueba rápida.

Pensé, en los 20 minutos, en lo que diría si era positivo. ¿Cómo se lo cuentas a los tuyos? ¿Cómo se lo cuentas a tu pareja? Y tú, ¿de verdad quieres saber el resultado? Entra el miedo, el mareo y el sudor frío mientras con un algodón aprietas el dedo del que te han sacado la muestra de sangre. Repasas mentalmente todos los "méritos" que has hecho para creer que tienes posibilidades de haberte infectado, y aunque te protegieras, puede que hubiera algún momento en el que creíste que no corrías riesgo...pero luego, ya pasado, no pensaste lo mismo.

Yo fui por las dudas. Porque no sabía hasta qué punto corrí riesgo o no, porque no encontré información concluyente ni altamente fiable sobre el tema. Fui por mi actual pareja, porque le amo y porque no me perdonaría en la vida que una imprudencia mía le afectara. Fui para quitarme las dudas. Para replantearme mi vida sexual. Para aprender qué se siente. Fui sola y no se lo dije a nadie, sólo a mi novio le dejé un mensaje.

Creo que es de valientes reconocer que puedes estar en situación de riesgo, reconocer que si crees que puedes estar infectado tienes la responsabilidad personal, social y familiar de saberlo. Es que tienes derecho a confirmar que estás sano, sin más. Y es de muy valientes meditar sobre esto y acercarse a hacerse la prueba, porque todos creemos que no será, pero quien va a hacérsela sabe que hay alguna posibilidad de que sí, sea. Y es valiente porque está dispuesto a plantarle cara al dilema y sepa superarlo sea cual sea el resultado. Así que mi enhorabuena a todo aquel que alguna vez se hizo los test del VIH, porque es grande su valentía y su dignidad.

No sé cómo pensaréis que acaba esta historia. Yo os lo puedo decir.

El test fue negativo. Estaba perfectamente sana. Lo esperaba, hice el test más que nada para asegurar mi salud, pero aun así la tensión me hizo derramar lágrimas de alivio.

Yo me protegí siempre, pero algunos momentos en mis relaciones y las costumbres sexuales de alguna de mis parejas me hicieron dudar. No recuerdo preservativos rotos, pero, ¿y si hubiera sucedido?

Esta es una historia de final feliz, pero muchas otras no lo son. Yo he sacado una lección de vida valiosísima que me ayudará a plantear con mucho más cuidado mi actitud en mi vida sexual y no me arrepiento el haberme sometido a la prueba. Animo a todos a hacerlo, aunque creas que has corrido "riesgo bajo", el riesgo nunca es 0.

Ante la duda, reacciona.

lunes, 9 de julio de 2012

Rutina

Vuelta a la rutina. Vuelta a casa. El retorno, el regreso. A ver las mismas caras, las mismas personas, que inexorablemente te hablan de las mismas cosas, te repiten los mismos chistes, las mismas opiniones. Conservan sus mismos defectos y su misma indiferencia y desinterés por todo. Su inmovilidad e inamovibilidad. Su falta de proyectos de futuro, o es que igual tú has vuelto con demasiados.

La rutina es la vuelta a lo conocido, a lo ya hecho, al ciclo sin fin que se repite sin cesar. Te levantas, desayunas, vas a la uni o al trabajo o no haces nada, te tragas horas de bus o metro, vuelves a casa, ves la tele, conversas con alguien sobre cosas triviales, respondes a tonterías en Facebook y de vuelta a la cama. Solo. Vacío. Con ganas de llorar, o bien sólo con la cara larga. Con la sensación de que nunca habías tirado  tu vida por la ventana de una forma más explícita, más exagerada y más olímpica.

Es odiosa la rutina. Y cuando encuentras odioso tu ambiente, sólo puedes hacer mal. A tí y a los que te rodean. Y lo mejor que uno puede hacer a este punto es marcharse. Quedarse es sólo sinónimo de destruir lo poco bueno que queda en pie de aquel ambiente, el que te ha sido siempre más cercano, más familiar, el lugar y la gente de donde vienes. Ese ambiente que, de tanta rutina y tanta repetición, ha quedado colapsado. Ahogado. Aburrido. Insostenible. Inaguantable. Sofocante. Es una bomba de relojería con un único botón en el que pone : Autodestrucción.

Y llegados a este término, es preferible irse a trabajar de lavaplatos a Indonesia.

domingo, 17 de junio de 2012

(des)motívate

Mirar páginas de búsqueda de empleo es sinónimo de desmotivación personificada. Es aciago el momento del día en el que piensas "voy a mirar como está el percal a ver si me saco unos eurillos al año próximo" y le echas un ojo a las susodichas páginas. La primera impresión es de aburrimiento, sólo buscan comerciales y programadores, qué tela, voy dos páginas más adelante. Pero vas dos páginas, y tres, y veinte, y no hay cambios.

A este punto te mosqueas. Tú ni estás preparado para eso ni te interesa. Continúas buscando y dejas de filtrar según las ofertas de trabajos que "te gustan" o que "podrías hacer" y miras las que no requieren experiencia. Automáticamente, desaparecen el 70% de las ofertas. Miras las que quedan. Se buscan jóvenes ambiciosos para trabajar de promotores, excelente imagen, alta remuneración, capacidad de trabajo en equipo, para nueva campaña de marketing del produc...dejas de leer. Querrías un dinero pero no quieres asaltar a la gente por Atocha para venderles mierdas o cuentas de banco. Lo que faltaba. Si eres una persona con un mínimo de conciencia social y ante la situación actual, verías más digno mendigar pan a Cáritas antes que trabajar de este modo para banqueros y multinacionales de publicidad que transmiten a través de estos trabajos la mentalidad macroempresarial, hoy llamada "cultura emprendedora", en la cual la agresividad y los máximos beneficios en el menor tiempo son la clave del vencedor, el que se queda con los despojos.

Y después de darte cuenta de que mendigarías antes que unirte a ello, empiezas a preocuparte. Porque sólo hay ofertas de ese estilo. O de "becas". "Becario en prácticas que quiera recibir formación gratuita en la empresa..." basta a este punto, basta. Se están riendo. Quieren que trabajes gratis y lo dicen sin tapujos.

Ya estás cabreado, pero empiezas a acojonarte. No hay nada. No hay oportunidades. Ni de camarero, aunque bueno, lo entiendes, no tienes experiencia. Pero luego ves que hasta a los pobres camareros les piden "inglés bilingüe". ¡¡¡BILINGÜE!!! Pero si ninguno de los presidentes del Gobierno de España sabe Inglés...aquí huele a podrido. Apesta.

Y después de haber mirado todo lo que no tiene que ver con lo que quieres hacer en tu futuro, te asustas, porque tú tienes título pero no experiencia, y tu campo es muy minoritario. Pocos tienen éxito, y tú sueñas con dirigir un museo. Y te pones a buscar de lo tuyo. Te desesperas. Te desmoralizas. Las ofertas de trabajo llevan caducadas 2 años o se limitan a ser de "auxiliar de la tienda de museo". Y las pocas que hay, son trabajo temporal.

Parece ser que el pescado está vendido. O mejor dicho, nuestro país. Lo sabíamos ya, pero esto ha sido ya la traca final. Rescate. Austeridad. Depresión. Recesión. Paro. Paro. Paro. Trabajo no pagado. Paro.

Y ya, definitivamente asustado, en crisis personal, te descargas un manual de alemán y otro de francés. Pa empezar a allanar el camino a la emigración, no más. Pero también decides tomarte en serio los estudios. Porque hay la mitad de becas que ayer, y se las van a llevar los grandes. Y hay que ponerse las pilas. Porque, a pesar de todo, los jóvenes tenemos un proyecto de futuro, y unas expectativas. Y salgan bien o mal, acabemos donde acabemos, nadie nos podrá decir que no lo hemos intentado. Porque yo voy a intentar llevar a cabo mi proyecto de futuro, cueste lo que cueste. Y sé que vosotros también.

Entre otras cosas, porque no tenemos muchas más opciones.
Interprétenlo como deseen.

Una oportunidad nace en el cruce de la suerte y el trabajo.
Y que la inspiración te pille trabajando.


Todo es ponerse.

martes, 24 de abril de 2012

Complejo de Pigmalión


Tú, o mejor dicho, tu cuerpo, tú como objeto, eres una obra de arte. Harías recuperar la vista a un ciego, y el tacto a un manco. Eres un bien cultural, visual, olfativo, gustativo y sobre todo táctil. Auditivo no, porque eres mudo, no necesitas hablar. Deberías ser patrimonio nacional, o qué digo, patrimonio universal de la UNESCO. Deberías ser presentado a la candidatura de octava maravilla del mundo. Deberías estar sobre un pedestal dentro de tu propio museo, para que todos pudieran contemplarte. Deberías tener un templo, y un altar donde las fieles te ofrecieran su virginidad. Deberías estar protegido por una vitrina, con rayos ultravioleta y humedad regulada, para que tu cuerpo nunca envejezca ni se deteriore. Eres una escultura de mármol de carrara, un monumento a la belleza y la juventud, un David del siglo XXI, una versión masculina de Galatea esculpida por el azar de la genética. No eres masculino, eres la masculinidad. Eres un dios que merecería vivir para siempre entre caricias, labios y piernas. El paraíso de los musulmanes, el nirvana de los budistas, el cielo de los cristianos, es estar entre tus brazos. Y ser acariciado por ti, es sentirse como un Stradivarius tocado por Paganini.

No envejecerás, no engordarás, no tendrás cicatrices, canas ni arrugas. Permanecerás, o mejor dicho, tu cuerpo permanecerá, intacto en mi memoria: tus manos, tu ombligo, tu cuello, tus hombros, tu pelo. La primera vez que vi la curva de tu cintura aguanté la respiración, como si estuviera rezando. Apenas me atrevía a tocarte, sabía que existías para ser contemplado, admirado. Idealizado no, porque ya eres un ídolo. Cuando tenga frío bastará con recordarte, y cómo un abrazo tuyo hacía fundir glaciares. Tu piel es el mármol más cálido que existe, quizá una aleación con roca volcánica. No hay sangre corriendo por tus venas, sino magma ardiendo. Me cegabas y me hacías fundir y caer como el sol a Ícaro. Caía como un pájaro carbonizado, “pero una palabra tuya bastará para sanarme”. Olvidaba que no hablas, ni miras, solo eres mirado; solo recibes, nunca das, aunque las ofrendas sean de oro puro.

No tienes nombre, tu escultor vive en el Parnaso. No sé quién eres, ¿Eros? Porque como con Psique, nuestros encuentros siempre fueron en la oscuridad. ¿O quizá Hércules? Favorito de los dioses, que no te niegan ningún don. ¿O puede que Apolo? No, eres las nueve musas. Pero “las musas al museo”. Siempre serás eso, una escultura; de carne pero escultura. Y yo, un turista que nunca había visto una, vio en ti al Discóbolo de Mirón, al Zeus de Olimpia y al Apolo de Praxíteles todos en uno. Pero tú no te mueves de tu pedestal, no mueves ni un dedo. Y eres demasiado pesado para arrastrarte conmigo. A ti te gusta que vaya a ponerte velas a tu templo y dejar ofrendas en tu altar, pero ya me duelen los pies de tanto viajar. Me confundiste con alguien, creo que con Pigmalión. Pero yo soy un viajero, un turista, y hay muchos museos por visitar.

sábado, 11 de febrero de 2012

NATUNAZIS

Respetando la decisión individual de cada uno en su modo de vida, me veo en la obligación de demostrar mi desacuerdo con cierto grupo de gente: L@s Natunazis, o los/las hippies radicales.

Imaginemos un sujeto, sexo femenino, unos 22 años. Vegetariana. Vegetariana de las que ponen cara de asco si comes carne delante de ellos, pero que cuando las gambas a la parrilla huelen estupendamente y tienen buena pinta, se comen una “para probar”. De esas.

Nunca cena más tarde de las 19, porque “es malísimo irse a dormir con el estómago lleno”, lo cual obliga a la gente de su entorno a no salir a cenar con ella o a adelantar las salidas a la hora de la merienda (que bueno, tampoco es un problema porque la solución más común es salir a cenar a horas normales y que se vaya jodiendo si quiere unirse).

Si se cansa de llevar tacones (porque eso si, muy hippie pero los tacones que no falten) se descalza. No se si los lectores serán conscientes de que este especimen se encuentra suelto en un pueblo de unos 10.000 habitantes en Creta, Grecia, con una gran población de cucarachas, ratas, turistas, estudiantes borrachos, viejos que escupen, gatos y perros. Sin contar con lo llamado “greek way” que incluye, entre otros, viajar 7 en un coche para 5, comer pita mientras vas en moto, y tirar basura al suelo. El suelo es de todo menos salubre. Yo no lo tocaría ni con un palo, pero “andar descalzo es buenísimo para los músculos del pie”, así que esta mujer va descalza por un suelo con mierda de milenios. Y lo peor es que cuando yo, en un alarde de compasión, viendo a la chica descalza sobre el inmundo suelo, le ofrezco unos zapatos que tenía de sobra, la muy demagógica me suelta “No hace falta, ando descalza porque quiero. Y tu deberías hacer lo mismo, o si no vas a tener problemas en los pies cuando seas mayor”.

Lo mismo me suelta cuando, hablando de colegios, le digo que en el mío corríamos en el gimnasio sin zapatillas de deporte, sólo con zapatillas de ballet o descalzos porque la profesora no quería que se estropeara el parquet. Yo esperaba una respuesta en plan “cabrones, hijos de puta!!! Que mala gente, hacer eso a los niños”. Y en lugar de eso, me encuentro “mejor, así los niños se acostumbran a andar descalzos, que es buenísimo para los pies”. No. O sea, no. Correr 30 minutos dos veces en semana sobre madera sin zapatillas de deporte NO puede ser bueno. Y mucho menos si te obligan.

Me la encontré comprando, y yo llevaba una botella de friegasuelos. Friegasuelos normal, olor pino, verde fosforito, de toda la vida. “Uy, eso está lleno de químicos. Yo no podría vivir en una casa donde hay tantos químicos”. Yo, ilusa de mi, le pregunte que cómo coño fregaba ella el suelo. “con vinagre, y tu deberías hacer lo mismo, tantos químicos contaminan y se quedan en tu organismo, pueden ser cancerígenos”.

Eso fue el punto y final. La salud es la superstición de hoy en día, y “cancerígeno” es el “¡bruja!” contemporáneo. Todo es cancerígeno, o puede serlo; todo es malo, o puede serlo; hay que comer cinco piezas de fruta al día, un yogurt, comer carne o pescado un vez al día, no comer la fruta después de las comidas sino entre horas, hacer un buen desayuno con fruta, leche y cereales, no irse a dormir con el estómago lleno, dormir ocho horas, con ropa que no sea sintética y que sea holgada; un vasito de vino al día está bien, más es malo, malo, malísimo, más que Darth Vader, los rusos y el Joker juntos…

Normas. Gente diciendo cómo tienes que vivir, cómo tienes que comer. Cómo divertirte, cómo actuar, cómo sentirte. Pero nadie te dice que seas feliz, que hagas lo que quieras, que a lo mejor vivo menos comiéndome el arroz quemado de la paella, pero viviré más feliz. Porque disfruto haciéndolo. Y disfruto llevando calzado cómodo, y saliendo a cenar con mis amigos (aunque nos pongamos como cerdos y acabemos a las 12 de cenar) y teniendo una casa que huela a ambientador de pino en lugar de a vinagreta.

Otro de mis problemas no es el modo de vida en concreto, cada cual lo elige según su criterio; el problema es la falta de fuentes fiables. “uy, Cuqui, esto es malísimo, ¡te lo digo yo!” MALÍSIMO. Malísimo. ¿Quién te lo ha dicho? ¿has ido al médico? ¿has consultado a un experto en la materia? ¿O simplemente te has leído algunos libros de divulgación y te los has tragado enteros, con tapas duras, edición coleccionista y marca páginas de oferta? ¿o peor, has preguntado a tu vecina, que es medio bruja y sabe de estas cosa? ¿Intentas convencerme, sin argumentos sólidos ni nada, ahí, a lo loco? “Esto es malísimo, alguien me lo dijo alguna vez, deja de hacerlo”.

Como veis, me he quedado a gusto. Espero no ofender a nadie, sólo trato de defender el derecho a una vida cómoda, satisfactoria y feliz frente a los que te dicen cómo tienes que vivir para estar “mas sano”. La salud no siempre es felicidad.

Saludos desde el Olimpo!