El desierto...
Uno de los ecosistemas más duros del planeta. Las altas temperaturas diurnas y las heladas nocturnas hacen que la vida sea prácticamente imposible en ellos. No hay otoño, ni invierno, ni primavera. El morbo de la curiosidad ha llevado al hombre a explorar este medio multitud de veces, y en la mayoría de ellas, ha fracasado.
En el fondo, no es diferente de la vida misma. Sólo sobreviven los más fuertes. Aquellos que consiguen la simbiosis con la arena se vuelven hostiles, lejanos.
De repente se divisa un reflejo de agua a lo lejos coronado por un pequeño vergel que amuralla su entrada. Y el explorador corre hacia el desesperado, sintiendo en su garganta el frescor del oro líquido y cristalino. Ah...sorpresa. Así como aparece en su visión, se desvanece ante sus ojos y la desesperación invade su cuerpo. Uno se arrodilla, se deja caer, y comienza la metamorfosis hacia el estado mineral, y en el sentido figurado (o no), hacia la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario